De la época prehistórica y de los asentamientos vacceos de la zona, debe proceder la denominada marrana cárdena, que representa una cerda, como culto mágico a la fecundidad, protección de la comunidad y del ganado, pervivencia de un antiguo culto zoolátrico, aunque la mayoría son toros o cerdos machos.
En un principio estuvo en la puerta del palacio de los Cárdenas pasó después a su patio interior y definitivamente al palacio del General Ríos, donde reposa en su patio.
Hay otro ejemplar algo mutilado y que está incrustado en la base de la torre de San Miguel, junto con otras piedras que tienen un rehundido rectangular y son elementos funerarios. Se ha buscado su interpretación, siendo lo más verosímil su ritual funerario, no exento de un culto religioso a la fecundidad. Estos verracos están datados desde finales del s. V a.C hasta la romanización. Es un testimonio identificado con el pueblo vettón, pero que irradia su influencia a otros pueblos limítrofes.
del libro "Arévalo y su tierra, a la luz de ahora con mirada de siglos)